Cuántas veces te has dicho: “ahora no es el momento”.
Hoy, por miles de razones que atañen a cada uno, postergamos la maternidad hasta edades muy avanzadas. Y no puede ser de otra forma. Quizás tu situación laboral no te lo permite, quizás lo que no te lo permite es tu situación personal o la económica.
Hasta que un día, todos los astros se alinean o, quizás, tomas la decisión de que ahora si o sí es el momento y decides, con tu pareja, que queréis ser padres y que vais a empezar a intentarlo.
Y lo intentáis, y no llega el que, ahora sí, es el deseado embarazo. Van pasando los meses y, sin darte cuenta, ya estás mirando información por internet sobre cómo quedarte embarazada, qué posturas son las mejores después de una relación sexual como subir las piernas con un cojín en tu zona lumbar y quedarte ahí, estirada para ayudar a que los espermatozoides sigan su camino. Sin darte cuenta, te ves en la farmacia comprando test de embarazo primero y test de ovulación posteriormente. Quizás eres una de esas mujeres que presentan SOP (síndrome del ovario poliquístico) o cualquier otro problema como ciclos irregulares y ya está en tu cabeza que va a ser un problema conseguir el embarazo y ya tienes una espada de Damocles encima de tu cabeza. Empiezas a mirar los que crees que son tus días fértiles por lo que, de forma inconsciente, programáis vuestras relaciones sexuales que, de esta forma, no son tan placenteras ya que se convierten en un “hoy toca”.
Los meses pasan. Vas a contra reloj ya que sabes que después de un año de intentarlo y de haber dejado medidas anticonceptivas, si no te quedas embarazada, es que algo pasa. Y la tensión crece en ti y en tu pareja.
No me cabe la menor duda que en tu entorno te preguntan: “¿Y el niño para cuándo?” lo que no favorece al estrés que ya está empezando a dar señales.
Pues sí, es un momento muy complicado para cualquier mujer que desea conseguir ser madre. La incertidumbre, el no saber qué está pasando, esos pensamientos que se aceleran y se van del momento presente pensando que nunca te vas a quedar embarazada, la posibilidad de empezar a hacerte pruebas para saber qué estar pasando, las listas de espera para estas pruebas, las preguntas sobre si serás tú la que tiene “el problema” o será tu pareja y la idea de que no podáis llegar a ser padres hacen muy duro este camino.
Claves para la búsqueda de un embarazo
En este artículo me gustaría compartir contigo algunas acciones que considero que son clave para la búsqueda de un embarazo:
1. Conócete muy bien
Crees que te conoces, pero no has estado antes en esta situación. La búsqueda de la maternidad puede ser muy complicada hay muchos aspectos físicos, emocionales y mentales que nos pueden jugar malas pasadas.
Físicamente es imprescindible que conozcas muy bien cómo son tus ciclos y cuáles son tus días fértiles. Si siempre has funcionado como un reloj, es más fácil, pero si tus ciclos son irregulares, te recomiendo que te pongas en manos de una profesional que te pueda enseñar a reconocerlos y a monitorizar vuestras relaciones en función de esto. De esta forma va a ser más fácil detectar si hay algún problema en este aspecto.
Por otro lado, es importante que tus revisiones ginecológicas estén al día y que estés segura de que no hay problemas como un SOP o cualquier otro a nivel ginecológico y/o hormonal.
Mentalmente es muy importante que te sitúes en el presente. Algo que caracteriza a esta situación es que nos plantifica de forma constante en el futuro y de esta forma, lo que seguro que va a hacerse presente es ansiedad. La incertidumbre, la pérdida de control ante una situación desconocida, las ganas de ser madre y el miedo a lo que pueda pasar nos llevan directamente ahí. Este estado no va a ayudarte en nada ya que puede afectarte a ti a nivel individual y puede afectaros a nivel de pareja, sobre todo a la hora de mantener vuestras relaciones sexuales. La ansiedad y el estrés, no son buenos aliados.
Emocionalmente has de estar muy atenta. Ahora más que nunca es importante que reconozcas tus emociones, que les des espacio, que hables sobre lo que te preocupa y que no te quedes nada para ti. En este aspecto, es importante que tengáis una buena comunicación de pareja y que os apoyéis. Cuando vivimos esta situación es fácil que la mirada se ponga sobre la mujer (por siglos ha sido así) lo que hace aparecer la culpa. Hoy las cosas están cambiando ya que las tasas de infertilidad masculina ascienden y ya no es tan claro pensar que la disfunción (si es que la hay) es únicamente femenina.
Por último, decirte que, en mi opinión, cuando una mujer decide ser madre ya empieza una transformación. Tu cerebro no actúa como cuando necesitas o quieres algo y vas a por ello, sino que es mucho más intenso y esto nos puede llevar a cierta obsesión en la búsqueda, que tampoco es positiva.
Si crees o sientes que el tema se te va de las manos, busca ayuda profesional para gestionar todo lo que se está generando.
2. Cuídate
Igual que el punto anterior, es importante que tengamos en cuenta las tres esferas.
Si normalmente ya es importante que te cuides, ahora mucho más. No pierdas tus hábitos deportivos y si no los tenías, instáuralos. Sal a caminar, busca algo físico para hacer que te guste. Con el ejercicio físico estamos consiguiendo varias cosas: por un lado, la segregación de hormonas como las endorfina, la Dopamina, la Acetilcolina o la Serotonina que te van a generar sensación de bienestar y relajación y van a bajar los niveles de estrés y sus hormonas como la Adrenalina y el Cortisol.
Por otro lado, es un momento que puedes utilizar para ti, sola o en compañía, pero para ti, para poder disipar todos esos pensamientos obsesivos que mencionaba anteriormente.
Evidentemente es importante que cuides tu alimentación, que te hidrates, por dentro y por fuera.
Emocionalmente también es importante que te cuides. Sobre todo, no pienses que lo que te está pasando es cosa tuya y que solo está en tu cabeza. No pienses que eres la única. Hay miles de mujeres que pasan por lo que estás pasando tú. Aún hoy, el no conseguir un embarazo o una infertilidad (tanto primaria como secundaria) diagnosticada, sea cual sea su origen, es un tema tabú del que da mucho reparo hablar socialmente. Como te decía en el punto anterior, da espacio a todo lo que sientas. No estás sola. No estáis solos.
3. Mantente en el “aquí y ahora” y en la atención plena.
Hemos mencionado el poder mental que tiene la búsqueda de la maternidad y la facilidad con la que nos podemos ir al futuro. Utiliza cualquier técnica que te ayude a vivir en el presente como el Mindfulness (o meditación), yoga, hacer punto o cualquier trabajo manual (no es broma), leer, etc. El objetivo es no avanzar tus pensamientos. Y si todo esto lo ves complicado y/o crees que no tienes tiempo (a veces son resistencias), simplemente tomate unos momentos para dejar la mente en blanco, conéctate a tu respiración, nota como el aire entra en tus pulmones y sale posteriormente. Si aparecen pensamientos, míralos, agradécelos y déjalos ir sin juzgarte, sin juzgarlos. Esto lo puedes realizar en cualquier momento y es una forma de meditación. Mi terapeuta me decía: “no hace montar un altar para meditar”. Y así es.
4. Quiérete
Quiérete siempre y ahora más. ¿Cómo?:
- Fuera culpas.
- Fuera pensamientos negativos.
- Cuida el diálogo contigo misma, háblate y aconséjate como si fueras tu mejor amiga.
- Confía en ti y en tu pareja.
- Trabaja tus miedos, identifícalos. Es la única manera de crecer.
- Pon consciencia sobre el momento presente y lo que estás viviendo. Gestiónalo.
5. Acepta
Acepta el momento que estás viviendo. Transítalo sin oposición. No intentes controlar nada, no es efectivo y vas a gastar mucha energía.
Espero que este artículo te sea útil si te has identificado con este momento.
La maternidad y la paternidad tienen sus sobras y ésta es una de ellas. Os animo, a ti y a tu pareja, que lo sigáis intentando. El camino puede resultar duro, pero siempre va a valer la pena.