Que es la confluencia en la teoría de la Gestalt
Uno de los conceptos que probablemente más hayas escuchado si has oído hablar de la terapia Gestalt es la confluencia. La terapia Gestalt en Barcelona puede ayudar a muchas personas a conectar mejor con sus emociones y por eso en este artículo vamos a conocer un poco mejor qué es esto de la confluencia en la teoría de Gestalt.
Qué es la confluencia en la teoría de Gestalt
La confluencia en la teoría de Gestalt se produce cuando una persona se confunde con el entorno, es decir, cuando la resulta imposible percibir el límite entre ella misma y su entorno. El problema de la confluencia provoca que la persona tenga dificultades para identificar su propia necesidad debido a que le cuesta experimentar su “yo”.
Al tener dificultades para establecer sus propios límites y experimentar su yo personal, las personas que sufren esta confluencia se adaptan de forma excesiva a los demás. Esto implica que en sus relaciones estas personas cambien continuamente sus necesidades y deseos con el único objetivo de satisfacer a los demás y, en la mayoría de los casos, a costa de su propio bienestar.
Cómo funciona la confluencia como mecanismo de defensa
Algunas personas sufren confluencia como mecanismo de defensa. Una persona que se siente insegura en una relación, con el ánimo de evitar el conflicto o el rechazo, adopta las opiniones, emociones o deseos de los demás. Es en estos casos en donde los límites entre “yo” y el “otro” se difuminan o llegan a desaparecer por completo.
Cuando se produce esta fusión se pierde por completo la identidad de la persona. Al fusionarse con los demás, la propia persona que lo sufre siente que será más querida o aceptada al evitar situaciones dolorosas o conflictos. El principal objetivo que tiene la confluencia como mecanismo de defensa es hacer sentir a la persona mucho más segura y protegida.
Ejemplos prácticos de confluencia en la vida diaria
La confluencia como mecanismo de defensa es algo más común de lo que parece. Si ves que una persona cambia continuamente sus gustos o preferencias para encajar en un grupo, no expresa sus opiniones por miedo a ser juzgada o tiene dificultades para decir “no”, probablemente sufre esta confluencia.
Consecuencias de la confluencia en la salud emocional
Más allá del propio problema que supone perder la autenticidad de la persona, la confluencia tiene graves consecuencias en la salud emocional. Con la terapia Gestalt se puede tratar esta confluencia, ya que la persona es mucho más consciente de sus emociones y aprende a controlarlas bastante mejor evitando todos estos problemas.
El problema más evidente es la pérdida de identidad. Una persona que se adapta constantemente a los gustos de los demás para evitar los conflictos acaba por no conocerse a sí misma. Esto dificulta a la persona saber quién es y, por lo tanto, olvidar realmente lo que le gusta, motiva o cualquier otro aspecto que fuese intrínseco de la persona y que sirviera para caracterizarla ante los demás.
Si esta persona repite estos patrones con frecuencia a la hora de relacionarse con otras personas de su entorno va a experimentar muchas dificultades. Resulta complicado encajar en un grupo cuando no hay un gusto en común, algo que es más que palpable debido a que la persona ha perdido por completo toda identidad.
A la larga todo esto se va a traducir en una insatisfacción a nivel personal. Se produce una pérdida de equilibrio debido a que la persona no tiene sus gustos claros. Esto le va a impedir satisfacer sus propias necesidades y probablemente las reprima por los demás. Todos estos sentimientos provocan que la persona al final se sienta vacía y frustrada al no encontrar nada que la motive o al no tener ningún gusto como propio.
Otra de las consecuencias de esta confluencia y uno de los problemas más graves acaba siendo la dependencia emocional. Las personas que sufren confluencia se vuelven dependientes de los demás, ya que necesitan de otras personas para validar su existencia. Cuando uno se vuelve dependiente de otra persona está a merced de ella, lo que puede acabar provocando problemas mucho más graves, por ejemplo, depresión o ansiedad.
Esto es algo obvio. Al no encontrarse a sí misma ni tener claras sus propias necesidades o gustos va a depender de un tercero para poder así disfrutar de dichos gustos o necesidades. En lugar de depender de uno mismo pasa a depender de un tercero con los riesgos que todo eso conlleva.
A pesar de que se pueda creer que este mecanismo de defensa puede ser útil en determinadas circunstancias, por ejemplo, para evitar el rechazo, lo cierto es que limita en una gran medida el crecimiento personal de la persona.
Cómo puede ayudarte nuestro centro de terapias Gestalt en Barcelona
En nuestro centro de Barcelona te podemos ayudar mediante la terapia Gestalt. Esta terapia Gestalt tiene múltiples beneficios cuando se lleva a cabo por profesionales.
Uno de los más importantes es que la persona recupere la conciencia de sí misma. La terapia Gestalt ayuda a identificar los patrones de pensamiento, emociones o conducta que tiene la persona para comprenderse mejor. Esto le permitirá ser consciente de que existe una confluencia y empezar a trabajar el problema.
Cuando se trabaja la confluencia mediante la terapia Gestalt se logra mejorar las relaciones. La terapia Gestalt ayuda a sus pacientes a acabar con el conflicto interno y a establecer límites saludables para comunicarse de una forma mucho más efectiva. Esto facilita que se puedan construir relaciones saludables mucho más auténticas y duraderas sin que exista una dependencia emocional de ellas.
Con la terapia Gestalt se puede trabajar el aumento de la autoestima. La propia terapia proyecta una imagen mucho más positiva de la persona consiguiendo aceptar las fortalezas y debilidades. La propia terapia suministra también las herramientas necesarias al paciente para que este pueda superar dificultades. Estas dificultades pueden ser las que hayan causado la confluencia, ya sea producida por una pérdida o por cualquier otro tipo de trauma.
Gracias a esta terapia se puede reducir el estrés y acabar con la ansiedad. En definitiva, la terapia Gestalt es una gran opción para desarrollar el potencial de la persona, lograr que esta recupere su autoconciencia para así dejar de ser dependiente de los demás.
Si necesitas ayuda para abandonar esa confluencia, sentirte mejor contigo mismo y dejar los problemas atrás contamos con un equipo de expertos que te ayudarán mediante la terapia Gestalt. Contacta con nosotros para que descubras cómo podemos ayudarte a superar estos problemas y empezar a trabajar cuanto antes.
El impacto del Triángulo Dramático en las relaciones interpersonales
Conocer el impacto del Triángulo Dramático en las relaciones personales es fundamental debido a cómo se ven afectadas nuestras relaciones con los demás.
En primer lugar, las relaciones se vuelven estáticas y predecibles. Esto se debe a que, como hemos explicado antes, las personas que se encuentran dentro del Triángulo Dramático tienden a repetir los mismos patrones de comportamiento una y otra vez.
Estar dentro de este triángulo genera el problema de encontrarse en conflicto constante. Este ciclo tóxico impide que las personas puedan ser auténticas al encontrarse dentro de una dinámica que se repite de forma constante generando un clima de tensión.
Otro de los efectos negativos en cómo afecta a las relaciones interpersonales es la dificultad que encuentran estas personas para establecer límites. Esto se debe a que tienen problemas para establecer una comunicación más clara, por lo que se vuelven personas dependientes unas de otras limitando por completo su crecimiento personal.
Finalmente, el impacto de todos estos patrones destructivos acaba afectando a la confianza de la persona. La desconfianza y el resentimiento se acentúan con el tiempo, lo que dificulta relaciones posibles y también afecta a la autoestima de la persona.
Cómo salir del círculo dramático
Gracias a la Terapia Gestalt y con un poco de esfuerzo es posible salir de este círculo dramático y lograr la autoconciencia emocional. Para salir de este triángulo emocional hay que llevar a cabo una serie de pasos.
El primer paso para salir del Triángulo Dramático consiste en identificar el rol que se ocupa dentro del triángulo emocional. Este juego de roles es fundamental ya que no es lo mismo sentirse la Víctima o el Salvador y, para lograrlo, hay que prestar atención a cómo se está actuando con los demás. Una vez que se tiene claro el rol que se ocupa hay que aceptar la responsabilidad, es decir, reconocer que existe un papel que se está interpretando dentro de este círculo del que está provocando dicho comportamiento reactivo.
Expresa tus emociones sin culpar a los demás y también presta atención a lo que los demás tienen que decir sin interrumpirlos. Practicar la comunicación asertiva puede ayudar bastante, ya que ayuda a reconocer los sentimientos de los demás y también saber de su derecho a mostrar o decir lo que sienten.
Uno de los problemas que surge a la hora de estar dentro del Triángulo de Karpman es la dificultad que existe a poner límites, por este motivo, es importante tratar de definir los límites que uno está dispuesto a tolerar y los que no. Para establecer estos límites lo más fácil es expresar los límites de forma respetuosa, pero firme. Debes hacer que los límites se cumplan y, en el caso de que no sea así, establece consecuencias claras, por ejemplo, dejar de tener relación con esa persona.
Desarrollar la autoestima también ayuda a salir de esta dinámica dramática. Para fortalecer tu autoestima piensa en tus fortalezas y acepta que tienes unas limitaciones, no debes sentirte nunca mal por aquello que no está en tu mano o no puedes controlar.
Finalmente, una de las formas más prácticas de poder salir del Triángulo Dramático de Karpman es buscando apoyo. Este apoyo lo puedes encontrar con alguien de confianza, por ejemplo, con la familia o con los amigos o también puedes buscar apoyo profesional. Profesionales de confianza te pueden ayudar a salir de este triángulo mediante terapias como la terapia Gestalt, por lo que es importante buscar ayuda cuanto antes para no sufrir las consecuencias que se derivan de permanecer dentro del triángulo.
