Entendernos mejor a nosotros mismos es algo que se puede trabajar mediante la terapia Gestalt en Barcelona. Vivimos en un mundo en donde saber analizar y comprender las emociones es fundamental en el desarrollo personal de la persona.
De la misma forma, las personas experimentan constantemente conflictos interpersonales que deben saber diferenciar. Para saber cómo tratar esos conflictos interpersonales podemos recurrir al Triángulo Dramático de Karpman.
En este artículo vas a aprender mucho más sobre la importancia de este Triángulo Dramático, conocer mejor a su autor y conocer cómo funciona el modelo.
Qué es el Triángulo Dramático de Karpman
El Triángulo Dramático de Karpman es un modelo creado por Stephen Karpman, del que hablaremos más adelante, que se utiliza en psicoterapia con el propósito de analizar y comprender los conflictos interpersonales de la persona.
Este Triángulo Dramático de Karpman postula que los conflictos interpersonales que se dan en la persona son el resultado de unos procesos psicológicos internos que provocan que adoptemos de forma instintiva ciertos roles básicos conflictivos.
Estos roles son la base del Triángulo Dramático de Karpman y los vamos a ver más adelante de forma pormenorizada. En este Triángulo Dramático se constituye una dinámica de comunicación disfuncional a través de la cual se refuerza la dependencia, así como los lazos simbióticos de los participantes.
La clave de entender bien este Triángulo Dramático de Karpman radica en que es muy importante tener conciencia del mismo para salir de este y, por lo tanto, poder relacionarnos de una forma mucho más saludable.
Las personas que se encuentran atrapadas dentro del Triángulo Dramático de Karpman cambian de rol de forma inconsciente según la situación o de las personas con las que interactúan. Esto les impide actuar con libertad al estar sujetas a ciertos roles que van cambiando conforme se van sucediendo los acontecimientos.
Quién era Stephen Karpman
Stephen Karpman fue un psiquiatra y psicoterapeuta estadounidense que fue conocido por desarrollar el Triángulo Dramático que estás leyendo en este artículo.
Este modelo fue descrito en el año 1968 y el primer planteamiento acerca del mismo se tituló como “Cuentos de hadas y análisis del guion sobre el drama”. En la actualidad este planteamiento se utiliza únicamente con fines terapéuticos y es bastante eficaz a la hora de tratar a ciertos pacientes en sesiones de psicoterapia. Esto se debe a que se trata de una herramienta que ayuda a los pacientes a tomar conciencia sobre sus propios problemas y los motiva para adoptar un cambio positivo.
Triángulo Dramático Análisis Transaccional
El Triángulo Dramático de Karpman proviene de la psicoterapia denominada Análisis Transicional. Esta psicoterapia tiene como objetivo tratar de comprender cómo las personas se comunican e interactúan entre sí.
Gracias a Karpman y su aporte del Triángulo Dramático se amplió el Análisis Transaccional al identificar un patrón de interacción común dentro de las relaciones humanas, el propio Triángulo Dramático que es sostenido por los siguientes roles.
Principales roles en el Triángulo Dramático
Los principales roles en el Triángulo Dramático son la Víctima, el Perseguidor y el Salvador.
La Víctima es el rol indefenso, el que se presenta siempre como el rol que sufre. Este rol busca la atención de los demás y la compasión y, con frecuencia, culpa a los otros por los problemas que sufre. Algunas de las frases típicas que se pueden escuchar en el rol de víctima son “Nadie me tiende” o “Siempre me pasan cosas malas a mí”. El comportamiento de este rol tiende a evitar la responsabilidad y busca continuamente lástima presentándose como una persona necesitada.
Por su parte, el rol del Perseguidor se presenta como un rol poderoso y superior. Este rol critica, acusa y culpa a los demás. El objetivo del rol del perseguidor suele ser controlar y dominar toda situación posible. Las frases características de este rol serían “Te lo mereces” o “Eres un inútil”. Este rol se caracteriza por tener un comportamiento dominante y agresivo a través del cual busca imponer su autoridad.
Finalmente, el rol del Salvador es el rol que adopta una postura de superioridad moral. Este rol ofrece ayuda y soluciones, habitualmente con el objetivo de controlar o manipular a los demás. Algunas frases típicas de este rol serían “Déjame que te ayude” o “Si no fuera por mí…” Se trata de un rol que se presenta como alguien generoso y altruista, pero que realmente esconde cosas peores debido a que busca el reconocimiento y gratitud por sus actos.
Cómo se perpetúan los patrones del Triángulo Dramático
Cada rol dentro del triángulo ofrece ciertos beneficios secundarios. Estos beneficios, aunque realmente sean a corto plazo, no aportan nada positivo a la persona. La Víctima logra conseguir atención y simpatía, el Perseguidor es capaz de conseguir el poder y el control y, finalmente, el Salvador se siente como necesario y superior. Todos estos “premios” obtenidos al adoptar dicho rol dentro del triángulo refuerzan el comportamiento del mismo y hace que sea complicado salir de este.
Es importante señalar que cada rol depende de los demás. La Víctima necesita al Salvador para que la ayude mientras que el Salvador necesita a la Víctima para poder sentirse útil. Toda esta interdependencia que existe entre los roles del triángulo hace que este se pueda mantener en movimiento.
Por otro lado, el miedo al cambio también provoca que se den estos patrones repetitivos. Cambiar de rol o salir del propio triángulo requiere de un cambio de actitud que implica tener que hacer frente a miedos o vulnerabilidades. Por disfuncional que sea, estos roles pueden ofrecer una cierta zona de confort a la persona y acaba resultando para ellos más atractiva en lugar de tener que enfrentarse a lo desconocido.
Otra razón por la que se debe trabajar para lograr el desarrollo personal es la falta de conciencia. Muchas veces el problema radica en que las personas no son conscientes de que se encuentran dentro del propio triángulo. No tener esta autoconciencia dificulta identificar que la persona está dentro del triángulo y tiene más complicado salir de estos patrones destructivos.
El impacto del Triángulo Dramático en las relaciones interpersonales
Conocer el impacto del Triángulo Dramático en las relaciones personales es fundamental debido a cómo se ven afectadas nuestras relaciones con los demás.
En primer lugar, las relaciones se vuelven estáticas y predecibles. Esto se debe a que, como hemos explicado antes, las personas que se encuentran dentro del Triángulo Dramático tienden a repetir los mismos patrones de comportamiento una y otra vez.
Estar dentro de este triángulo genera el problema de encontrarse en conflicto constante. Este ciclo tóxico impide que las personas puedan ser auténticas al encontrarse dentro de una dinámica que se repite de forma constante generando un clima de tensión.
Otro de los efectos negativos en cómo afecta a las relaciones interpersonales es la dificultad que encuentran estas personas para establecer límites. Esto se debe a que tienen problemas para establecer una comunicación más clara, por lo que se vuelven personas dependientes unas de otras limitando por completo su crecimiento personal.
Finalmente, el impacto de todos estos patrones destructivos acaba afectando a la confianza de la persona. La desconfianza y el resentimiento se acentúan con el tiempo, lo que dificulta relaciones posibles y también afecta a la autoestima de la persona.
Cómo salir del círculo dramático
Gracias a la Terapia Gestalt y con un poco de esfuerzo es posible salir de este círculo dramático y lograr la autoconciencia emocional. Para salir de este triángulo emocional hay que llevar a cabo una serie de pasos.
El primer paso para salir del Triángulo Dramático consiste en identificar el rol que se ocupa dentro del triángulo emocional. Este juego de roles es fundamental ya que no es lo mismo sentirse la Víctima o el Salvador y, para lograrlo, hay que prestar atención a cómo se está actuando con los demás. Una vez que se tiene claro el rol que se ocupa hay que aceptar la responsabilidad, es decir, reconocer que existe un papel que se está interpretando dentro de este círculo del que está provocando dicho comportamiento reactivo.
Expresa tus emociones sin culpar a los demás y también presta atención a lo que los demás tienen que decir sin interrumpirlos. Practicar la comunicación asertiva puede ayudar bastante, ya que ayuda a reconocer los sentimientos de los demás y también saber de su derecho a mostrar o decir lo que sienten.
Uno de los problemas que surge a la hora de estar dentro del Triángulo de Karpman es la dificultad que existe a poner límites, por este motivo, es importante tratar de definir los límites que uno está dispuesto a tolerar y los que no. Para establecer estos límites lo más fácil es expresar los límites de forma respetuosa, pero firme. Debes hacer que los límites se cumplan y, en el caso de que no sea así, establece consecuencias claras, por ejemplo, dejar de tener relación con esa persona.
Desarrollar la autoestima también ayuda a salir de esta dinámica dramática. Para fortalecer tu autoestima piensa en tus fortalezas y acepta que tienes unas limitaciones, no debes sentirte nunca mal por aquello que no está en tu mano o no puedes controlar.
Finalmente, una de las formas más prácticas de poder salir del Triángulo Dramático de Karpman es buscando apoyo. Este apoyo lo puedes encontrar con alguien de confianza, por ejemplo, con la familia o con los amigos o también puedes buscar apoyo profesional. Profesionales de confianza te pueden ayudar a salir de este triángulo mediante terapias como la terapia Gestalt, por lo que es importante buscar ayuda cuanto antes para no sufrir las consecuencias que se derivan de permanecer dentro del triángulo.